martes, 4 de mayo de 2010

LOS SABERES EN LAS PRIMERAS SOCIEDADES



En las sociedades más remotas los saberes que se transmitían estaban ligados a la necesidad de subsistencia y al control del medio ambiente.

Progresivamente el hombre dejó de ir al encuentro de su comida y empezó a generarla él mismo: ocurrió el paso del nomadismo al sedentarismo. Este cambio permitió su independencia respecto a lo qué la naturaleza le ofrecía. Este pasaje de una economía recolectora a una productora tuvo importantes consecuencias para la vida social. Permitió al hombre afincarse en un lugar donde vivir, dejar de perseguir el alimento. Supuso incorporar nuevas herramientas para el proceso de trabajo y fabricar los primeros utensilios.

Las actividades productivas incluyeron nuevas herramientas en el proceso de trabajo. Su elaboración era compleja, entonces fue necesario transmitir nuevos saberes a las nuevas generaciones.

Mas adelante, la capacidad de trabajo de las sociedades permitió producir un excedente que sirvió para mantener alimentada a la parte de la población urbana, la cual gozaba de tiempo libre suficiente para dedicarse a otros menesteres. Así, el mundo vio nacer a los artesanos especializados, los sacerdotes, los comerciantes y los escribas.

El pasaje de la recolección a la producción trajo consigo un cambio respecto a considerar cuán necesarios eran los saberes. La mayor complejidad d los conocimientos requirió diferentes procesos de transmisión. La acumulación de saberes comenzó a ser tal que resultaba improbable qué todos pudieran saber todo. El creciente carácter complejo de la educación implicó una división del trabajo y la transmisión de saberes debió diversificarse.

Comenzaba a verificarse en la historia de la humanidad un acopio de bienes culturales qué la humanidad necesitaría transmitir y conversar a lo largo d las generaciones.

A medida que el caudal de lo acumulable iba incrementándose, la división entre el trabajo manual y el trabajo intelectual se intensificó. Y este proceso de distinción implicó, necesariamente, un proceso de educación diferenciada.

En las primeras comunidades los infantes aprendían a través de su participación en la práctica de los adultos. La convivencia diría con los mayores introducía a los niños en las creencias y en las prácticas socialmente significativas, pues no había instituciones dedicadas exclusivamente a la enseñanza.

Las formas de inclusión en las sociedades de los inicios de la humanidad, representadas en las formas de rituales de iniciación, poseían un modelo de evaluación o prueba, tenían la representación de una figura o maestro o alguien capaz de transmitir cierto saber valioso para quienes debían integrarse en la comunidad.

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